En una noche
larga de verano
se me
acumularon las pesadillas
en los ojos
tórridos del calor.
Las estrellas
ululaban entre las nubes
y los salvajes
vientos del sur
soplaban las
trompetas de los sueños.
Imposible
descansar en un colchón
con fuego interno
en barbacoa
y soñé con Satanás,
perdido en el Sahara.
Envuelto por el
Siroco
me vi correr hacia
tierras del norte
perseguido por
un dragón mariposa,
pero al huir no
avanzaba
y aunque mis piernas
martilleaban el aire,
no me podía mover
y el sudor y la angustia
me abominó la noche.
¡Maldito calentamiento
global!
© Luis Vargas Alejo