miércoles, 31 de agosto de 2016

DEMOCRACIA Y LIBERTAD



Hoy,
un candidato absolutista reclama gobernar
en las cortes generales de un estado hipotético.

Necesita ser el elegido
para conturbar al pueblo y fustigarlo
porque de ello depende el sufragio
de los ricos.

Hay quien le llama corrupto
y él se admira y piensa:
"yo conseguiré lo mejor para mi gente
y para mí; no para el que medra como tú"

Ciento setenta votaron sí:
ciento ochenta votaron, no.

© Luis Vargas Alejo

martes, 30 de agosto de 2016

LA VIDA III



Como un crisol,
durante los Gobiernos despóticos y serviles al imperialismo,
en medio de la refriega, la juventud lucha sin dejar de amar
y de los primeros asesinatos, que anteceden a los desaparecidos,
pasan los grandes medios, al servicio de los Poderes,
a ser los verdaderos Partidos Políticos,
que han logrado programar la mente del hombre
y hoy los "esclavos" reclaman sus cadenas.

en nombre de la libertad,
el capitalismo oligárquico,
parece destinado
a plagar al mundo.

© Luis Vargas Alejo

LA VIDA II



Todavía rezuma el bosque
aromas de olmos y tilos
cuando ya el amor de verano
se marcha por la ladera del río
y las sombras se alargan
entre los besos del día y la noche.

Ay, quién pudiera volver
a las horas de ensueño de aquellas tardes,
entre alamedas de chopos,
bañándonos en la poza de agua dulce,
después de haber hecho el primerizo amor,
bajo el ramaje de aquel bosque que nunca se olvida
y unió nuestras vidas para siempre.

© Luis Vargas Alejo






LA VIDA



Todas las tardes cuando se hace de noche
sale el sol a la mañana siguiente, o no,
depende del nublo, de los ojos de la esperanza,
de los rizos de la enredadera, de ti, de mi,
del vuelo del águila del César, o de que no estemos
muertos.

Cuando nace una vida, nos alegramos como tontos
a sabiendas de que va a reír, llorar, luchar y morir
y, sin embargo, el niño sonríe saludando a la vida.

© Luis Vargas Alejo

lunes, 29 de agosto de 2016

ABUELA EN PLAZA DE MAYO



Camina de plaza en plaza
abrazada con la angustia
entre sus manos ambiguas.

Va por su pena gritando
los dolores que laceran
sus más crecidos amores,
que se han llevado a la nada
las uniformadas fuerzas
—dicen testigos que callan—.

Ella no los vio perderse
hasta que no les llegaron
ausentes para la mesa,
que sus faltas le denuncia
despertándole los miedos:

— ¡Desaparecidos!

Y ya el alma se recoge
las razones se diluyen
se suman todos los dioses
en busca de una esperanza.
Que la experiencia le niega
por los cotidianos hechos
donde el hábito represa
aguas negras de la muerte.

Pichy