En
la sima de la noche
los impotentes comulgan con la muerte
los impotentes comulgan con la muerte
y
pretenden avasallar ideas,
ninguneados
por censuras
y
los sedosos guantes del detenimiento,
intentan
desbordarse en camas vecinas
de
urbes conversadas con la timidez
que
les desagua contra la mínimas luces.
Embriaguez
de la indulgencia sabatina,
para
el aluvión de posibles inalcanzables
con
sus edulcoradas retenciones.
Eunucos
silenciosos de la noche,
la tenebrosidad taciturna
la tenebrosidad taciturna
les
aplaza introvertidos
ante la
lujuria de los cuervos...
Hay
desamparo en La Habana.
Pichy