lunes, 30 de mayo de 2016

Poema de Begoña Martinez (rectificado)



Sólo quería
presumir de trofeo
y mostrar vanos éxitos.

Exaltaba el ritmo
con verbos incandescentes
y eternos halagos,
por afán de lujuria.

Hasta
que
con
un
infarto
de
concisos
versos,
voz
llana
y cadencia
sinfónica,
propuse
amor.

© Begoña Martínez

domingo, 29 de mayo de 2016

PROYECTO



Quiero que la tarde sea libre
como los antojos sublimes del poeta
cuando le aborda el cansancio y gime
porque no puede escribir poesía.

Quiero ser una isla
con puente de duelas blancas
-bramante sin penas tercas-
para descansar un rato por la tarde
en un espacio verde ilimitado, con límites
de verdadera cadencia. Libertad.

Que no me arrastre la corriente,
que no me quiten la vida,
que sea yo quien conduzca la aventura,
que no sea freno el amor, sino proa,
vela al viento, horizonte.

Quiere mi cuerpo ir a la par con la mente
como el remo y la barca, el eco y la respuesta,
el tiempo y el espacio,  la poesía y el canto,
los secretos de mi alma y la esperanza.

© Luis Vargas Alejo

sábado, 28 de mayo de 2016

AL FONDO



Los minutos son como horas
y las horas como días,
pero a pesar del estruendo, el clamor,
la algarabía, el tiempo huye veloz
como un corzo malherido.

El silencio como corona de espinas
amedranta la voz del poeta,
produce soledad de tiempo muerto,
donde se oye un rezo sin palabras
en el rincón obsoleto de la casa.

¡Llévame contigo!

Al fondo del pasillo,
hay una puerta de emergencia
de color verde:
se oye el ulular del viento
respirando con fuerza.

© Luis Vargas Alejo

viernes, 27 de mayo de 2016

DOMINADORA



Emergida de un sinfín
de eventualidades inauditas
se avispa
con el espíritu saturado de aprensiones.

Es Ella. La fantaseada hembra,
la que se posesiona y concluye
en sí, para sí misma, la progenie
sin el compromiso de las nupcias,
que requieren permanencia.

Sus piernas, como puntales dominantes,
se abren ordinarias
a la agrura de la savia que aprisionan.

Los jóvenes que la idealizan,
distantes de sus caprichos,
avalan la astralidad
de sus perversiones recurrentes.

Pichy