Hoy,
un candidato
absolutista reclama gobernar
en las cortes
generales de un estado hipotético.
Necesita ser
el elegido
para conturbar
al pueblo y fustigarlo
porque de ello
depende el sufragio
de los ricos.
Hay quien le
llama corrupto
y él se admira
y piensa:
"yo
conseguiré lo mejor para mi gente
y para mí; no
para el que medra como tú"
Ciento setenta
votaron sí:
ciento ochenta
votaron, no.
© Luis Vargas Alejo