jueves, 4 de agosto de 2016

LINDES

Un madrigal revolea en los oídos
y se recrea usurpando narices
entre ojos prestos para lo superfluo
de la sensiblería y el llanto fácil,
que fingen las muñecas de oropel.

Una fortaleza mítica
se recrea sobre las ancas negras
de la obrera que regresa a casa,
sin tiempo para ver
las estrellas y sus tentaciones.

La poesía que no funda
o contradice y provoca, adormece
entre tazas de bellezas,
mientras una discrepancia
explosiona en cada verso para el bien.

En la pretensión de exaltar
la sensualidad humana,
repetimos tropos edulcorados
diluidos con los salobres versos,
para esculpir los elefantes azules
y someternos a los cánones
eludiendo las palabras duras
que comprometen la existencia.

Pichy

7 comentarios:

  1. Ufff...me he formado un lío, entre la Senda y las Huellas! Lo mismo voy a la Senda que a las Huellas...

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  2. Ufff, la verdad que este poema es una verdadera obra de arte....bastaría solo él, para merecerme la posteridad...Genial!

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  3. Tengo la idea de que este poema lo comentaste; pero, ahora no lo veo. Abrazos

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  4. Posiblemente lo comente en La Senda Poética porque lo pusiste en los dos sitios.

    De todas formas te comento que me gusta la cadencia y el tono poético, aunque me parece un poco farragoso, es deicr, necesitaria de la síntesis versa. Quitar todo lo innecesario y los muchos adjetivos y dejar lo que quede

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  5. Me gusta el ritmo vertiginoso, el son sabroson, vamos, que me gusta.
    Besos

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  6. Muchas gracias, amiga. Celebro que te guste.

    Beso

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