martes, 9 de junio de 2020

LAS HUELLAS DE NUESTRA SENDA NO PUEDE MORIR, BEGO


AL TARDECER

Al atardecer,
la jaula de los lienzos
se torna en sombras,
y empiezan a moverse
los fantasmas,
y preguntan
y no hay respuestas,
y los colores se juntan
y se amalgaman
y se maltratan
y gritan
y se van como versos
contando penas.

Al atardecer,
en estos días de confinamiento,
cuando ya el virus
se ha paseado por  los rincones,
se cuentan los muertos,
las nubes están llenas de almas
y la tarde está sombría
y triste.

Un tifón invisible
espera en la alamedas
sobre el manto de los verdes
amarillos y malvas
de la primavera,
como si una calima de fondo rojo
nos estuviera diciendo
ven, no tengas miedo, te abrazo,
ven...
pero yo no salgo de casa.

Al atardecer,
se repliegan como un abanico
las madreselvas,
y se oyen los cánticos y las trompetas
de la esperanza,
como una fiesta secreta,
como un brillo de luna
que se mece en las aguas.

Mañana, la vida, seguirá brotando.

197

SIN TÍTULO

Se traslada, viene y va,
mira, observa, inventa,
investiga, socializa, siente,
camina, construye, lucha
y no puede nunca parar.

Se aquieta, duerme, lee,
divide la tierra en parcelas
hace leyes, mitologías, faunos,
le conduce la avaricia,
es distinto y semejante.

Le incomoda el aburrimiento
quiere dominar, busca amar,
quiere que le amen, mata
destruye, viaja por placer,
y le es imposible estar quieto.

S mente está siempre en movimiento
para lo bueno y para lo malo
como una máquina de resorte infinito
y no puede estar solo y cree y no cree
y nunca está satisfecho, quiere más.

Si no hay nada que hacer, lo inventa,
hace poesía, crea monstruos, quiere
alcanzar la luna, ríe, llora, falsea,
toma lo que no es suyo,
no le gusta la monotonía,
ataca al adversario, oprime
y es oprimido, se cree ser rey
de todo cuanto existe, a veces
ama...

Cuando el ser humano se confine
y deje de crear fantasmas y pare,
morirá para siempre.

El hombre no puede parar
está condenado a un nirvana
inverso para siempre.


198

CONTINGENCIA

Un día se descontrolará
y llegará a los contornos
expandiéndose y arrasando.

Será en el avance de los tiempos
imprevisto previsible
porque todo es contingente.

Y será una nueva revolución
que dejará un hueco en el espacio
sin que por ello cambie nada.

Nadie puede cambiar el mundo
aunque la ciencia, la técnica,
las creencias y las sociedades se agiten.

Porque le ley de la naturaleza
impera sobre la voluntad humana
y lo que ha de caer, caerá
y lo que deba permanecer, permanecerá.

Y aparecerán nuevos virus, nuevas tendencias
nuevas especies, nuevos problemas
 nuevas soluciones, pero la destrucción
y la muerte, nunca será vencida.

Se descontrolará el cáncer controlado
y dejaré de existir.


199

POEMAZO DIALOGADO CON ENDECHA INCLUIDO

Andaba yo paseando
por los alrededores de un río,
-del que no sabía su nombre-
cuando, sin pedir permiso,
se me apareció entre la arboleda
una princesa vestida de tules:

-Buenos día, caballero, me dijo

-Buenos días, bella dama, respondí

-Soy el amor de tu vida, encantada
por el hechizo de un mal poema,
que escribiste en internet un día,

-Vaya, pues "qué mala pata", le contesté
-¿Y qué queréis de mí?

-Que me escribas un lindo poema,
para librarme de este mal que me angustia,

-Ah, ya sé quién eres, tú eres Jacinta
la que siempre me ponía un like
detrás de cada uno de mis poemas
y a veces hasta los comentabas,

- La misma, esa soy

-Pues no sé si podré sacarte del hechizo,
porque ahora mismo no encuentro palabras
ni estoy inspirado,
mas iba pensando en mis deudas y fracasos
y no estoy para poemas,
pero espera:

"Si te quitas las sedas,
me dejas ver tus luces
te sientas en el pasto
bajo aquel u otro sauce
y hacemos tu y yo el amor,
el hechizo que aquí aduces,
esta endecha deshecha
lo que tu mal produce"

- Ah, pues venga, hagamos el amor.


Y vi como se desnudaba,
como su piel refulgía
y como un rana de cuento de hadas, salté
y ¡zas¡, me escurrí en un helecho,
caí a las agua del río
y desperté que me ahogaba,
como un tonto soñando bajo un parral,
borracho de vino y uva.

Entonces miré a la doncella,
que no era otra que mi amada esposa,
que me decía:

¡Por Dios, que tonto eres,
otra vez caído en el río, sin saber nadar
y dormido¡

200

 A UN VIRUS CONCORONA

Oh mierda de majestad, majestad
con corona, que penetra en los tejidos de mi piel
reinando en todo mi cuerpo,
haciéndome el amor a contrapunto,
sin darte cuenta que soy republicano,
que nada quiero contigo,
que te vayas a otros mundos,
pues no queremos ni verte
porque tu reino es maldito,
¡abdica! ¡muérete! ¡quítate la corona!
que ni el Rey Sol fue tan cruel como tú.

¿Quién te has creído que eres,
que vienes avasallando
como un bárbaro rey de alguna galaxia
intentando dominar al ser humano
en nuestra propia Tierra?

¡Vete, huye, sintetiza tus proteínas
en tu propia maldad y métete tu ARN por el culo,
pues no queremos tus falsos mensajes
ni te vamos a dar el gusto
de ser nuestro amante vampiro. Vete!
 
Aquí no puedes reinar y te hundiremos
con yelmo, lorigas y lanzas en ristre,
con escudos antivirus y agujas con vacunas
¡con todos nuestra técnica y ciencia!
y pronto morirás.

© Luis Vargas Alejo 




martes, 7 de abril de 2020

El Reloj del Abuelo







LA CANCIÓN QUE SIEMPRE
CANTABAS PAPÁ....

Mi abuelito tenía un reloj de pared

que lo compraron cuando nació.

Noventa años cumplía mi abuelo

aquel mes y el reloj los cumplía también.

Pero un día el reloj de tan viejo se paró

y con él mi abuelito se murió.

Tantos años el lo cuidó y con el

mi abuelito murió.



lunes, 6 de abril de 2020

Manoletinas rojas

Estaba en el salón de mi casa, sola, viendo deslizarse las gotas de lluvia por el cristal, mientras iban entrando al correo electrónico los trabajos de mis alumnos de cuarto de primaria. Un escrito o redacción de cómo llevan estos días de aislamiento.
El primero en llegar ha sido el de Itziar. Es una niña muy trabajadora, que siempre va desaliñada y en los recreos suele estar sola y con nadie habla. Un día se presentó en clase con un chándal gris sucio y manoletinas rojas con un lazo de seda rojo (es algo que llama la atención, porque seguimos unas normas de vestimenta establecidas por la sociedad y cuando se sale de la norma lo tratamos de ridículo y construimos prejuicios). Sus compañeros la señalaban, se acercaban a ella interesadonse o no, por su look tan estrambótico del que muchos se reían. Ella les explicó que su madre se los había regalado,
porque esos zapatos de alguna forma especial le ayudarían a hacer amigos y nunca estaría sola. Así que, ella siguió llevando sus manoletinas rojas, día tras día, más o menos conjuntadas,  con los ojos llenos de vida y una sonrisa...
La redacción que me ha llegado es una fotografía que me envía otro alumno y nuevo amigo de Itziar en nombre de ella (no tiene recursos), de una hoja arrancada de un cuaderno, rasgada por una esquina, escrita con un lapicero y la marca de unos labios pintados con carmín rojo y el lazo de una de sus manoletinas pegado con celo.

Begoña M. Bermejo