miércoles, 30 de enero de 2019

A VECES



 A veces me creo estar en la Luna
extrayendo de un cráter los sueños perdidos,
vivir en el aire, estar en tus brazos,
dormir en un huerto de frutos silvestres.

A veces me lloran los ojos
al ver mil palomas volando a lo lejos
y canto bajito caminando despacio
recordando los años en que fui joven.

Mis dedos te tocan y estoy en la playa
camino del fondo del abismo del mar.
No sé lo que quise, no sé lo que quiero
y me voy haciendo viejo sin una respuesta.

A veces me siento que no tengo nada
que soy un fantasma volando desnudo
como una voluta de polvo
que baila en los rayos de luces extrañas.

Mis manos vacías extrañan los ecos
de aquellos días que alcancé otra galaxia
y vi que en la Tierra hay muchos paisajes,
paraísos eternos que están en mi alma.

Me paro, me siento enfrente contigo
y escribo poemas en las gotas de agua,
aquellas que resbalan por  idílicos pétalos
de las rosas que nunca tuve en el jardín. 

© Luis Vargas Alejo 

martes, 22 de enero de 2019

NUEVAS PINTURAS

Marisqueando

Ciclistas


Playa (acuarela)
Nuevas pinturas que quieron que estén aquí expuestas para que no se pierdan

CARTAGENA DE INDIAS, 1983


Al oscurecer la multitud se retira,
se desparrama comentando entre las calles,
ya sin el ímpetu enardecido
de la mañana
que les convocó al grito desnudo
de las consignas socializadas en el salitre
y la impiedad que reina en el desajuste
de estas facundias gubernamentales.

El agua de las ficciones recorre las avenidas
y las plazas ya desiertas.
La tibieza de la noche se escurre
entre los portales, extasiándose
en los bares del último trago
y las murientes carcajadas del bostezo.
 
La Cartagena  de anonimatos y vislumbres
hoy yace a los pies de su India
—ángeles desnaturalizados
la desasen de sus patrocinios—.
Y al terminarse la rumba, después de escurrirse
la última de las mujeres triunfadas,
el jubileo de la primeras luces
nos reprende en esta barra costanera      
hartos de espuma y cigarrillos.
Alabando al Tres Esquinas
a Fidel, y a la revolución.

Pichy

domingo, 20 de enero de 2019

EL ÁNGEL CAÍDO

Óleo sobre papel de Luis Vargas Alejo





























Ah, Satán, que bien te veo
subido en tu pedestal,
luciendo el verdín del bronce
caído del cielo eterno,
demiurgo creador
de materia con mal agüero,
maligno
que atas al hombre
a todas la pasiones vanas.

Te echaron del Paraíso
y ahora estás petrificado ahí,
entre los nuestros. 

© Luis Vargas Alejo

miércoles, 16 de enero de 2019

miércoles, 9 de enero de 2019

ÚLTIMO CAPÍTULO DE D. QUIJOTE, NO ESCRITO

A mucho me da, amigo Sancho,
que las hazañas d'este periplo
ya se han finiquitado:
Dulcinea se ha derrengado
y al comendador le han prohibido
seguir La Senda.

Pues hay que tener esperanza
mi buen señor D. Quijote,
seguiremos desfaciendo entuertos
y, si es necesario, buscaremos
nuevas aventuras en otros lares.

No, no, querido Sancho,
esto ha dado a su fin
y no hay mayor gloria
que una retirada a tiempo.

Vende a Rocinante en wallapop
y tu dedícate a tus labores,
pues no hay más molinos
que los que nos inventamos,
ni más entremeses ni romances,
ni ovejas que parezcan ejércitos
sino animaladas globalizantes
y políticas destrozapueblos.

¿Entonces, mi buen Señor,
qué va a pasar ahora?

Pues lo que te he dicho:
tu para tu casa con Teresa
y yo a mis libros y fantasías
y que Dios nos proteja.

© Luis Vargas Alejo



DISCURSO ANTE EL ESPEJO


Víctima en el azogue
examino mi existencia.
He extraviado asombros
entre faldas y alucinaciones
y no consigo resguardarme
—prevaricar esta incógnita
no me protegerá.

No logro referirles mis ayunos
y subsisto del polvo concluyente
de muchas travesías.
Ustedes no me conciben:
¡Obeliscos de sombras!
Voy entre quimeras y espíritus
sin reflejos;
comprender mis dolores
cuesta más de una vida.

Sentidos se quiebran en las nubes,
no logramos brindar nuevo tiempo;
las eminencias no regalan el vino.
Convengámonos sosegados,
para solfear el aire sin flaquezas.

¿Anquilosados de lujuria,
humildes ante los ilustres,
implacables en la pugna:
los discursos nos darán la estirpe
que la indolencia inmola?

¿Cómo se convoca las proyecciones,
si hacen del hombre su rival
con hambre de fiera?

Extraviado entre retóricas
¿quién hace eco de mi protesta?
Nadie preocupa de que la imposibilidad
silenciosamente me desfigure
atascándome en cada exaltación;
nadie, ni un Mesías podría
entender que  me trasluzco,
en los amarres indignado.

Pichy