A mucho me da, amigo Sancho,
que las hazañas d'este periplo
ya se han finiquitado:
Dulcinea se ha derrengado
y al comendador le han prohibido
seguir La Senda.
Pues hay que tener esperanza
mi buen señor D. Quijote,
seguiremos desfaciendo entuertos
y, si es necesario, buscaremos
nuevas aventuras en otros lares.
No, no, querido Sancho,
esto ha dado a su fin
y no hay mayor gloria
que una retirada a tiempo.
Vende a Rocinante en wallapop
y tu dedícate a tus labores,
pues no hay más molinos
que los que nos inventamos,
ni más entremeses ni romances,
ni ovejas que parezcan ejércitos
sino animaladas globalizantes
y políticas destrozapueblos.
¿Entonces, mi buen Señor,
qué va a pasar ahora?
Pues lo que te he dicho:
tu para tu casa con Teresa
y yo a mis libros y fantasías
y que Dios nos proteja.
© Luis Vargas Alejo
REFLEXIONES SOBRE POESÍA
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Me acabas de destripar el final cuando aún no he conseguido pasar de "En un lugar de la Mancha".
ResponderEliminarMenos mal que solo es un libro satírico, y que bien sirve de regocijo burlesco sin parentesco con lo acontecido en nuestra actual sociedad, ¿verdad? Los caballeros no existen en nuestros días, ¿o sí?
ahora que lo pienso: La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear... ¡Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete!
No hay que rendirse.
Me ha gustado mucho. Besos
El Quijote es un libro realista, simbólico, idealista, humorista y satírico y de mucho enseñar. Es un libro virtuoso que para facer face que la virtud sea más perseguida por los malos que amada por los buenos...
EliminarJa! Qué te ha quedado muy bien, y...el mensaje me llega: sí Señor.
ResponderEliminarAbrazos
Aquesta mañana, amigo Pichy, he intentado desvelare y desentrañarle la causa y sinrazón de las aventuras y desventuras de la caballería andante y solo la he encontrado en los amores de buen talante que son en la memoria el cuento de nunca acabar
EliminarSí, lástima que no sea tiempo de caballeros. También tengo varios poemas parecidos —en octosílabos—, que has leído; pero, que dificilmente recordaras.
ResponderEliminarPues recuerdamelos
EliminarDEL QUIJOTE I
ResponderEliminarSancho, no fueron molinos
los que retaron mi fe.
Hoy, a los años, lo sé…
fueron sueños cervantinos
que hicieron nuestros destinos
atados a los “porqué”.
Mas no me arrepentiré
de haber corrido caminos
buscando gloria y ventura
lanza en ristre cabalgando
para mejorar el mundo.
Hoy dicen que fue locura,
pero yo sigo añorando
ese arrebato fecundo.
Vaya usted por Rocinante
-no olvidar lanza y escudo-
y póngase corajudo
que lo noto algo distante.
Vamos que estoy de talante
para el rebato más rudo.
Siento el llamado y acudo
muy bien dispuesto y galante.
Casi avergüenza su panza
de tanto darse a la mesa
y extasiarse en la dulzura.
Siempre tuve la esperanza
de regresar a la empresa
dado al bien, con mi cordura.
Pues, sí señor, mi cordura;
que no mermo inteligencia
y voy de a bien con la ciencia
para crecer mi estatura.
Aunque se me ha confundido
la tierra, y eso preocupa…
mas, también, eso me aúpa
a lo que me he prometido:
Cabalgaré por el mundo
con los ojos bien abiertos
guarecido en mi valor.
Convídole, mi facundo,
a desentrañar entuertos
y enaltecer el pudor.
Que vivo para el honor
es cosa que usted domina…
Uf, vea por donde camina
su torpeza es un horror.
…A la Dulcinea, a su tiempo.
Va y le da por detenerme
temerosa de perderme,
resultando un contratiempo.
Dulcinea ya no es la misma,
la ha maltratado la edad
y la inercia del momento…
No se me pierda en sofisma,
que es de corta agilidad
para ensillar el jumento
y de éste a mi Rocinante
le resultará un gran trecho;
sáquele al día provecho
que su calma es desquiciante.
No imagina mi impaciencia
por topar los monstruos nuevos,
que les tengo por malevos
criados en plena indecencia.
Ya el puño me pide lanza
y el pecho se me alborota
por entrar a la contienda.
Déjeseme usted de chanza;
que si está la lanza rota:
¡Usted pagará la prenda!
¡Habráse visto escudero
ResponderEliminarmás aturdido y vagante!
No se olvide, ni un instante,
que no sirve a un carretero.
Usted sirve a un caballero
que presume de ir avante,
con buen porte y buen talante,
aunque sea fiero guerrero.
Crézcase usted de una vez
y ajústese bien la faja
o se ganará un revés.
El hombre de bien trabaja
en gozo a la sensatez;
sin preocupar de ventaja.
Que la vergüenza se le aja
a quien vive en la pereza
soñándose la grandeza
hasta que el cielo le baja.
Ya es hora que se corrija
imitándome en el tino;
no se confíe al destino
y bien su camino elija.
No, no es de mí avergonzarle
téngalo usted por seguro,
pero he de ubicarlo al bien
y en disciplina ajustarle
al vivir que le procuro:
no hay, en mi decir, desdén.
Duélome de ver el mundo
cubierto por el dolor;
el hombre olvida el amor
y el odio se hace profundo.
Los diablos se han hecho dueños
de la tierra y sus riquezas;
colmándola de tristezas
y robándose los sueños.
El indio sufre humillado
siendo paria en propia tierra.
El proletario de hinojos
por la miseria acechado;
mientras que de guerra en guerra
le van secando los ojos.
¡Dios, qué ha sido de este mundo!
Yo descansé esperanzado
luego de haber señalado
el camino a lo fecundo.
Por eso es que hoy yo me duelo
en tanta desgracia humana;
donde la riqueza hermana
contra el humilde desvelo
a los diablos poderosos
que ceban sus intereses
apoyados en la fuerza.
Mientras hombres decorosos
discuten por pequeñeces
y la razón se dispersa.
Cuando se razona poco
-oiga usted, que se entretiene-
y el dinero es quien sostiene,
al gallardo dicen loco
y es paria el hombre de bien.
Quienes brillan en sus luces
tienen asignadas cruces
o plomos para su sien.
¡Paño frío a mi cabeza!
Corra Sancho por favor,
que temo el seso me estalle.
¡Cómo puede ser rareza
en esta vida el amor!
No lograrán que me calle
ni me habrán de acoquinar
con sus molinos monstruosos
sus decretos alevosos
y sus medios de acallar.
No aguanta baldón mi pecho
ni se me arrugan las partes.
Antes sus mañosas artes
no han de sorprenderme en lecho.
Ándome siempre dispuesto
muy bien abiertos los ojos
y el acero al descubierto.
Espero se encuentre presto
y se aguante los antojos
—por conocerle, le alerto—.
Quién diría, que hoy en día
ResponderEliminarhe de volver a montar,
yo que pensaba pasar
el resto en plena armonía.
Han de ver que no estoy muerto
que a la injusticia renazco;
sé que con ello desplazco
a los que gozan concierto
en el desajuste actual
de éste sálvese quien pueda
que hace la vida dolor.
Pues me tendrá de rival
todo accionar que transgreda
los preceptos del honor.
Sancho nos llama el camino
y el sagrado juramento.
¡Déjeseme de lamento
y dele descanso al vino!
Vamos a nuestra ventura
sin resguardarnos el pecho
por regresar el derecho
el amor y la cordura.
Seremos de utilidad
a los que claman justicia
y el regreso a la verdad.
Combatamos la impudicia
y el reino de la maldad
que se ha unido a la avaricia.
Sancho, tú y dios son testigos
del agravio de los hombres.
¡Dónde están los gentilhombres!
¡Quién teme de dios castigos!
Esto sí es peor que la muerte.
Voto al cielo mi locura
y maldigo la ventura
que a estos males me subvierte.
Libérote, amigo Sancho,
marcha sin obligaciones
antes que te quedes yerto.
Hoy el mundo me es muy ancho
y no respeta mis dones
¡Todos me declaran muerto…
¡Ja! Creyeron me rendía
ante el muy crecido mal!
Yo soy un hombre cabal
que moriré en mi porfía.
Verdad que éste es otro mundo
y todo lo veo al revés,
pero no pierdo altivez
ni me atengo verecundo.
No descansará mi acero
hasta la cercana muerte
que a sus brazos ya me clama.
Pues, a ella voy altanero;
mucho he jugado mi suerte
ya merezco mi epigrama.
Mucho duele haber mentido
ResponderEliminaral amigo que bien quiero,
pero de serle sincero
lo hubiese comprometido
a un destino sólo mío.
Porque tendrán que matarme
jamás podrán doblegarme,
aunque digan desvarío,
del honor que me he forjado
a fuer de arrojo y espada;
tal lo describió Cervantes.
Me despido mundo amado
voy suicida a la cruzada
contra diablos gobernantes.
Ya nacerán caballeros
que a sus razones me imiten.
Siempre habrán hombres sinceros
que el sueño no se limiten
—por igual sus escuderos.
¡Ya verán que me compiten!
DE SANCHO
ResponderEliminarSancho, la cosa está dura
ahora miran novelitas
de amores y lagrimitas.
!Cómo comen raspadura!
Es de risa esta locura...
—Mire usted, mi caballero,
ya la casa no es de esmero
para estas buenas mujeres,
hoy se dan a los placeres;
gustan galán novelero
y buscan feo con dinero...
—¡Calle esa boca bribón!
La mujer de mi razón
la Dulcinea, que a bien quiero
gusta de mi hacer cimero
sin preocupar de fortuna.
—Será mi lengua importuna,
más comento lo que veo,
oigo desde Galileo:
!Cómo la mía, ninguna!
—Cállese usted, bullanguero
que aunque "el rizo le ricen"
!hay cosas que no se dicen!
Mas parece un bodeguero
que de mi hacer escudero.
La mujer es hermosura
–guárdese de esa amargura–
es nuestra razón de ser,
cuando usted diga: mujer,
ha de hacerlo con ternura.
Sí, a la mujer el respeto
se le debe de la cuna
–¡usted se busca cada una!–
y ser buen hijo es un reto.
Por amigo, no arremeto
contra su insensata boca;
que cuando dice trastoca.
Por mujer hasta morir;
pero, nunca maldecir,
aunque tenga alma de roca.
¿Toda esta parte quijotesca y "cervantina" es de tu autoría?
ResponderEliminarEñ comentarios es algo, digamos, irrespetuoso; pero, conociéndote no voy a ofenderme. Sí, por supuesto; aunque no es más que juego, que leíste hace un tiempo y, hasta tuve el dsatino de presentarla en mi blog personal. Está en sonetillos la parte del Quijote y e dícmas las directas a Sancho. En ocasiones, escribí décimas temáticas. Si te fijas no tienen mucho "arte", solo métrica y rima —falta el Quijote 2 y un Sancho, que tendría que buscar. Ahora te mostraré unas décimas sobre La Habana. Dios te salve
ResponderEliminarDisculpa, no las tengo aquí; pero te presento uno de los primeros poemas que te presenté. Esta era mi "forma" de escribir, antes de que me enseñaras:
ResponderEliminarChe
Vino con el rifle de amor
por cariño a la vida
y despego de lo impúdico.
Llegó con lo tremendo -con lo nuevo-
y vivió en lo abierto - en lo fértil.
Se marchó
de la mano de una estrella
y en rayos sembró su virtud.
Mañana, dios mediante, te presento las décimas —no olvides que, heredada de las Canarias, se considera la estrofa nacional, y nada más fácil que escribir una décima; bueno, es que el verso octosílabo es el verso "natural" de la lengua española.
Pues ahora, al cabo del tiempo y con muchas más canas y más achaques de viejo, te diré que me han gustado mucho, tanto los sonetillos a D. Quijote, como las décimas y el otro poema al final titulado "Che". (Yo poseo un libro tuyo de décimas que se titula "Ciudad que me habita" que quizás no puedas saber que lo tengo porque lo imprimí de internet y lo encuaderné en una imprenta)Tal vez porque ahora veo las cosas desde otro punto de vista, de otra manera distinta. No cabe duda que, en la relación que hemos mantenido durante 10 años o más nos ha hecho aprender el uno del otro e estimulado para estudiar la poética de algunos autores importantes. Pero esa fiebre ya pasó. Un abrazo muy fuerte deseando te encuentres muy bien.
ResponderEliminarGracias, ami amigo. Contigo aprendí lo que es realmente la poesía, y algunas cosas más. Esa fiebre no se quita; porque seguimos disfrutando la lectura de un buen poema,y, aunque algunos dicen que la poesía es escritura de jóvenes: no me resulta así. Pasa que, como he oído decir a algunos poetas, uno empieza a notar que se repite...entonces, resulta más difícil lograr un poema. Además, nos volvemos más exigentes. Es que ya sabemos, más o menos, aquilatar la calidad de lo que escribimos; pues, desechamos muchas "impiraciones" que en otro tiempo presentaríamos sin sonrojo alguno. Recuerdo cuando me "apaleabas" exigiéndome que revisara los trabajos antes de presentarlo. Sí, recuerdo el decimario —hoy traje todas las décimas que encontré—. Es que la décima es tan fácil...aunque cuesta lograrla con arte, las estrofas "clásicas" tienen, para mí, el gran defecto de que, por ej, yo escribo un soneto, logrando cumplir todas las "leyes" de la rima y la métrica, puedo decir que escribí un soneto, mas, en realidad, puede que está mu lejos de la poesía...y no cree emociones ni diga nada a nadie, y la poesía tiene que tener algo que la diferencie de la prosa —incluso, en los llamados poemas en prosa—. La poesía tienen que tensar las palabras, crear emociones, incomprensión, música, un laberinto a descifrar, puede ser no entendible al lector y llevarlo al ejercicio de querer descifrar el sentimiento que transmite y no sabemos qué es...la poesía es un misterio. A veces las palabras más comunes cambian su significado o significante. Los hay, como tú, que necesitan o quieren saber lo que intenta decir un poema, qué quiere decir el autor, entender el mensaje, etc. Ahí, nuestros gustos difieren, yo no preocupo por lo que quiere, si es que quiere, decir el poeta; yo me apropio del poema y disfruto o me molesto con mi propio y exclusiva interpretación —quizás, porque comulgo con los conceptos de Octavio Paz—. Para mí, el poema se realiza diferente en cada lector; es decir, el poeta lanza su poema, y del poema cada lector recrea el suyo. Pênsaba llenarte de décimas; pero, pienso que ya no hace falta, además me requieren en una reunión. Abrazos
ResponderEliminarDices bien en cuando lo que ha de ser la poesía, pero el ser es la realidad y el deber-ser es el idealismo, la ideología, lo que nunca se cumple. Y sí, claro, yo también estoy contigo y con O.Paz, incluso con Martí, ¡cómo no! pero mi manera de entender la poesía es como yo te la enseñé: una forma o perspectiva sesgada para que los demás reciban un mensaje que puedan modificar, adaptar a sus sentires y necesidades y me devuelvan el poema acrecentado, desde otro sesgo de todas las corrientes, vertientes y afluentes que existen en poesía. Y en cuanto a tu primera frase de este artículo que envías, me ha recordado a Armando Manzanero: Contigo aprendí
EliminarQue existen nuevas y mejores emociones
Contigo aprendí
A conocer un mundo lleno de ilusiones
Aprendí
Que la semana tiene más de siete días
A hacer mayores mis contadas alegrías
Y a ser dichoso yo contigo lo aprendí
Contigo aprendí
A ver la luz del otro lado de la luna
Contigo aprendí
Cuánto me gusta, leerte de buen talante!
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