Un madrigal revolea
en los oídos
y se recrea
usurpando narices
entre ojos
prestos para lo superfluo
de la
sensiblería y el llanto fácil,
que fingen las
muñecas de oropel.
Una fortaleza
mítica
se recrea sobre las ancas negras
de la obrera que
regresa a casa,
sin tiempo para
ver
las estrellas y
sus tentaciones.
La poesía que no
funda
o contradice y
provoca, adormece
entre tazas de bellezas,
mientras una discrepancia
explosiona en
cada verso para el bien.
En la pretensión
de exaltar
la sensualidad humana,
repetimos tropos
edulcorados
diluidos con los
salobres versos,
para esculpir los
elefantes azules
y someternos a
los cánones
eludiendo las
palabras duras
que comprometen
la existencia.
Pichy
se recrea sobre las ancas negras
la sensualidad humana,
Ufff...me he formado un lío, entre la Senda y las Huellas! Lo mismo voy a la Senda que a las Huellas...
ResponderEliminarUfff, la verdad que este poema es una verdadera obra de arte....bastaría solo él, para merecerme la posteridad...Genial!
ResponderEliminarTengo la idea de que este poema lo comentaste; pero, ahora no lo veo. Abrazos
ResponderEliminarPosiblemente lo comente en La Senda Poética porque lo pusiste en los dos sitios.
ResponderEliminarDe todas formas te comento que me gusta la cadencia y el tono poético, aunque me parece un poco farragoso, es deicr, necesitaria de la síntesis versa. Quitar todo lo innecesario y los muchos adjetivos y dejar lo que quede
Gracias amigo. Abrazos
ResponderEliminarMe gusta el ritmo vertiginoso, el son sabroson, vamos, que me gusta.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, amiga. Celebro que te guste.
ResponderEliminarBeso