Se derramaron las palabras
por el hueco del olvido
y sin querer queriendo
perdí la ilusión y la fe
al notar que los poemas
ya no eran las columnas
que sustentaban mi alma
y mi cuerpo.
Estoy tan maltrecho y ajado
-créeme-
que rezo por las noches
cuando yo, siempre, me creí ateo.
© Luis Vargas Alejo
El camino es el de siempre
ResponderEliminarel de la vera del río
en el que es fácil resbalar
cuando crees ver tu reflejo
en el agua
y es un pez que nada, nada.
Los juncos te flajelan
y los guijarros se clavan
como dientes de víbora.
Te embarras
Gritas
Lloras
Te levantas
y escribes el poema.
Así es la senda
por la que caminan
los de a pié.
Eso de perder la fe, es muy triste.
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