Semejándose astral y volátil
pretendió sustraerme
de las lunas edénicas
y las presunciones elípticas
de mi arraigo.
Ahuyenté las corvas
de sus efusiones
y me di a las calles,
que es el mejor antídoto
para las carencias.
Solfear el talud de su aliento
trae al presente la magia de su
figura
y entonces no hay sortilegio
para revocarme la pasión.
Pichy
Que mala es la gente que trató de sustraerte a las lunas edénicas...
ResponderEliminarA mi me parece un poema de palabras muy rebuscadas, aunque gusta leerlo por su vocabulario erudito. En cuanto a lo que dice, es l de siempre: que la jodienda no tiene enmienda.
Muchas gracias, amigo. Sí, es lo de siempre.
ResponderEliminarNo creas que rebusqué mucho...aunque llevas razón —es que soy un ñáñigo muy culto.
Abrazos