martes, 7 de febrero de 2017

Ecos de una caracola.

Escribo algo desesperado,
inesperado e inaudito
ante la insistente monotonía
del aburrimiento.

Cuando las piezas del puzzle no encajan
o los juegos online acaban con la vida,
busco como alternativa, tocar el violín
con la cuerda floja.

Hay que entretener al tiempo,
para desviar el temporal
que acorta la arena de la playa,
y gota a gota, como acuarela,
mancha el papel.

El mar también se escucha
desde una caracola.

Begoña M. Bermejo

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