Se están abriendo los cadalsos
y los muertos resucitan como zombis,
vagando por los recuerdos y las esquinas,
andando como robots tambaleantes.
Los muertos piden sangre
y se sumergen por la fauces
de la oscuridad de la noche,
migrando hacia la otra vida.
Soy un esqueleto, soy un fantasma
no tengo alma, soy corruptela, miedo,
esponja de vino, que camina hacia ti,
para proponerte, trato o truco.
Oh, luz refulgente, que iluminando
los huecos vacíos de las tumbas,
de mi cuerpo, herido por el tiempo,
de la mente, que delira con la vida,
recorro el camino andado
como alma en pena.
Y pena me da de vosotros, vivos
que moriréis un día y, entre sollozos,
os quitarán el ánima y seréis zombis
como yo, fantasmeando por los rincones.
© Luis Vargas Alejo
Se me da muy bien el poema, amigo. Abrazos
ResponderEliminarGracias amigo.
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