miércoles, 13 de julio de 2016

Dependencia

Te quiero, igual que ese reflejo egoista
que ves al mirarte al espejo.

Alma gemela,
educada ante el saludo,
cómplice de risas
e incluso llantos,
pero que jamás responde
ante las dudas

Te quiero, por la inseguridad
de no encontrarte
-miedo que me aterra-
pero quizás, mirándonos
el uno       en         el otro,
hallemos soluciones,
como cuentas de un ábaco
al sumar...

a las malas,
podemos amarnos
en silencio.


Begoña M. Bermejo

2 comentarios:

  1. No me mueve, mi Dios, para quererte
    el cielo que me tienes prometido,
    ni me mueve el infierno tan temido
    para dejar por eso de ofenderte.

    Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
    clavado en una cruz y escarnecido,
    muéveme ver tu cuerpo tan herido,
    muévenme tus afrentas y tu muerte.

    Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
    que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
    y aunque no hubiera infierno, te temiera.

    No me tienes que dar porque te quiera,
    pues aunque lo que espero no esperara,
    lo mismo que te quiero te quisiera.

    Sta Teresa ó S. Juan de la Cruz -no se sabe-

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  2. Me resulta bien logrado el poema, amiga. Me gustó mucho el final.

    Besos

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