martes, 12 de julio de 2016

FINALES DE LA HISTORIA



Esmero acertar la mancomunidad  
de la elocuencia
en la voz de la pretensión que surge
y se eleva conformada a los ánimos
que fulguran entre los residuos
de las alocuciones para el bien.

Renovar la actividad, amordazada
en las reservas
que afrentan las mínimas verdades,
es premura ideológica.
Es legítimo, créeme, una sonrisa
puede disimular las lágrimas más absurdas
y desintoxicarnos de imploraciones
ante las desventuras del fracaso.
 
En el tránsito
por un mundo que nos desconoce
la voz es fuego o sumisión
en las palabras que te definen,
por lo que con tu decir has de labrar el destino.
La heterogeneidad que en tu filosofía discurses
puede salvarte temporalmente de la ruina
que asegura la transparencia en estos tiempos
de “finales de la historia”
—heterogéneos y hermafroditas
en la crueldad de sus estupideces—.
Porque la felicidad es palabra difícil
en nuestro planeta —cuando ya
especulamos con la galaxia y sus quimeras—.   

Lucidez, colma el universo de mis reverencias
de libaciones impuras, con tu intuición
y deslízame de la sangre insuperable.
Qué se aclama…se aclama.

Pichy

2 comentarios:

  1. Este poema es un grito a la vida, la fraternidad y el amor. Poema profundo.

    (No obstante yo creo que le sobran muchos adjetivos para que el ritmo y la comprensión se aunen en los versos.)

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  2. Bien notado, amigo. Lo revisaré al respecto de tu comentario.

    Abrazos

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