miércoles, 2 de noviembre de 2016

UNA VOZ INTERIOR



Surgió del túnel del tiempo
como recordatorio de la inmensidad que no captamos.
Era de una claridad vertiginosa
prendido del descuido de la energía
-un video silencioso-
que inevitablemente eludimos.

Y fue tomando forma
viéndose los sueños derramados por el suelo,
tratando de ponerse en orden sin éxito.

Setenta años estaban frente a mí,
subiendo por una escalera a la que le faltaban escalones,
me tembló la voz,
lloré,
me enfrenté al espejo vacío
y le pregunté:
- ¿quién eres?
-tú, me contestó
-aquí están tus ausencias, tus miedos
y tus cotidianas monotonías.

Tuviste el privilegio de vivir mucho tiempo
y apenas conseguiste ser un desconocido, casi invisible,
desnudo hasta los pies sin que fueras trasparente
y no se te veía,
¿qué has hecho durante tu periplo? apenas nada,
pues tú querías vivir, sí, pero fuiste demasiado
pusilánime...

Ahora debes venir conmigo.

© Luis Vargas Alejo

2 comentarios:

  1. Qué bien, amigo. Me resulta un poema existencial de altos quilates. Transmite la sensación de abierta sinceridad. Llega y convence y emociona, con un final estupendo.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Gracias amigo por tu comentario. Me gusta que te haya gustado.

    ResponderEliminar