Cuesta delegar la derrota a la pluma
cuando buscas alcanzar el vuelo
en pleno campo de batalla
bajo el punto de mira de un
kalashnicov
dirigido a la sien.
Solo son balas,
los héroes
nunca son abatidos
-serigrafio en mis adentros
mientras las acciones caen
como cuentas cuánticas
y metralla logarítmica-
Agacho la cabeza.
Espero.
Sigo a la espera.
Y cuando se aproxima la puntada,
la suerte de la piedad lanza un órdago
o las barbas de Barrabás -según se
mire-
Y como gato escaldado
me escabullo entre la maleza.
Pocas veces se sale airoso...
mañana volveré con remiendos
en la capa.
Begoña M. Bermejo
Me ha gustado mucho este poema, amiga. Lo encuentro bien logrado. Me discursa muy bien.
ResponderEliminarte felicito.
Beso
Gracias, amigüito.
EliminarBesos
Es un poema desesperado del que huye hacia delante, según se mire. Nosotros fuimos héroes de la poesía y fuimos abatidos. A nadie le interesa realmente ni la pluma, ni el papel, solo el cetme -que yo no se decir kalasnikov y digo cetme que es más español- Buen poema, pardiez
ResponderEliminarNosotros no hemos sido abatidos, estamos en un receso, para observar y canalizar.
EliminarEl cetme es español, pero a veces hay que aliarse a vocablos extranjeros, para salir victorioso sin arritmias -un paro cardiaco en pleno campo de batalla, no es nada recomendable-
Gracias parmil
Besitos