Cae sobre mi tejado el frío
y gruesas bolas de nitrógeno líquido
aplasta la foresta de mi patio.
Aparece de improviso un astronauta
con escafandra y biotraje
y me sube de la mano a la estratosfera.
Me seducen sus ojos esperpénticos
y los miro embelesado dejándome llevar.
Una puerta se abre, se ve la playa.
Gaviotas plateadas vuelan alrededor
y una ola de un mar azul, azul, salpica
sobre el hielo de mis pies descalzos.
Pregunto: ¿quién eres?...
y el astronauta se evapora de mi sueño
dejando sus huellas sobre la arena.
Cierro la ventana y sigo durmiendo:
y pienso: ¿vendrá mañana el astronauta?
© Luis Vargas Alejo
Me resulta muy bien logrado, amigo. Muy bien.
ResponderEliminarAbrazos
Este te ha gustado más. Pues me alegro
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