Al árbol clandestino
de tu ventura
fue mi destierro…
fue mi destierro…
Pero una
noche,
rebosándome
entre fraudes,
recordé
la trampa
que me dio a tu rumbo:
un ave y la idea de su estrangulación
un ave y la idea de su estrangulación
fue la
estafa que hizo mi derrota.
Luego, en el contorno que blandía la pena,
siempre residió la inclemencia
convocando aquella mordida
del leopardo
que alimento.
¿Qué escollo despuntaba, cual rosa,
en la cima de tus aretes?
¿Qué designación inadmisible
me situaba alejado de mis luces?
¿Qué escollo despuntaba, cual rosa,
en la cima de tus aretes?
¿Qué designación inadmisible
me situaba alejado de mis luces?
Hago memoria
y la
vergüenza me cierra los ojos.
Pichy
Magnífico poema, amigo.
ResponderEliminarMe deja pensado entre amores, equivocaiones, arrepentimientos e incluso en patrias avergonzantes.
Besos y buen fin de semana
Muchas gracias, amiga, por el ameno comentario.
EliminarBeso
Un poema con mucha luminosidad y belleza versal en fondo y forma.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo. Me contentas con el ameno comentario.
ResponderEliminarAbrazos