lunes, 28 de agosto de 2017

ALFONSINA STORNI (por Alicia Bruzas Cecis)

EL MAR LA ACUNÒ EN SUS BRAZOS…
Alfonsina Storni padecía cáncer y en 1935 sufrió la extirpación de un seno. En enero de 1938 le confió a su hijo Alejandro, de 26 años, que los síntomas habían retornado y que no se sometería a una nueva invasión corporal.
El 18 de octubre de 1938 viajó a Mar del Plata, rechazando la compañía de su hijo, a quien le dejó varios recados. Se alojó en un hotel de la calle 3 de Febrero 2861, entre Irigoyen y Mitre, perteneciente a su amiga Luisa Orioli de Pizzigarni. Era una típica “casa chorizo” que fue demolida hace años y donde hoy funciona un albergue transitorio.
En aquella casa Alfonsina escribió su poema “Voy a dormir” y lo despachó por
correo a La Nación. Lo publicaron al día siguiente de su muerte. Recibió dos cartas de su hijo y las respondió, pero la segunda no es de su puño y letra: se la tuvo que dictar a una empleada del hotel, Celinda Socorro Abarza. En ambas se refirió a su angustioso estado de salud. En una tercera misiva, dirigida a su amigo Manuel Gálvez, requirió una gestión para incrementar el sueldo de su hijo como empleado municipal.
Al sufrir una crisis, Alfonsina fue asistida por el médico Felipe Serebrinsky y le transmitió sus deseos de suicidarse, propósito que cumplió el 25 de octubre, posiblemente alrededor de la una. Sin ser vista, salió del hotel y saltó al mar desde un espigón situado a unos 500 metros. De no ser porque uno de sus zapatos quedó aprisionado en un hierro del espigón, jamás se habría determinado el sitio exacto de su muerte. En aquel tiempo las escolleras se estructuraban con piedras y viejos rieles del ferrocarril que pronto quedaban expuestos.
Alfonsina eligió un sitio que bien conocía: el balneario del Club Argentino de Mujeres, que se hallaba frente a Plaza España, aproximadamente a la altura de la calle Chacabuco.
El cuerpo fue rescatado en el mar a la mañana siguiente y un médico lo reconoció casualmente en la morgue del Hospital Mar del Plata (hoy Materno Infantil). Por tratarse de una figura de renombre, la noticia se propagó rápidamente. Su hijo se enteró en Buenos Aires, al escucharla por la radio. La empleada Celinda Abarza creía que Alfonsina seguía durmiendo en su habitación, donde luego hallarían aquella nota final: “…me tiro al mar…”.
“Voy a dormir”
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…
Alfonsina Storni

1 comentario:

  1. Bien resumido, ese final de la poetisa, amiga. Me resulta muy bien narrado. Se te agradece. Le han dedicado varias canciones a Alfonsina; pero, hay una, escrita por un cubano —cuyo nombre no recuerdo— e interpretada por Xiomara Laduar y Ana Belén, que me encanta. gracias por compatírnoslo.

    Beso

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