Picudos pechos
de altura inexplorable
emergen sobre el fuego
de la ladera verde.
¡Oh, naturaleza,
qué grande eres!
© Luis Vargas Alejo
POESÍA LIBRE DE VERSO BLANCO, prosa poética y relato corto.
POESÍA LIBRE DE VERSO BLANCO, prosa poética y relato corto.
Montañista, alpinista...pienso que es una pintura decente, amigo. Quizás, al ser las montañas tu horizaonte, gustes pintarlas más que las marinas. El poema me llega como poesía japonesa —y me gusta.
ResponderEliminarAbrazos
Quizá lleves razón, pero la realidad es que las montañas las pinto en una mañana con pintura a borbotones y donde caíga porque no hay dos montañas iguales. Y el mar me lleva más tiempo porque no termino de captar sus ondas y sus colores. Es cosa de mi forma de ser.
ResponderEliminarSí, tienes razón, amigo.No recuerdo en qué novela española —creo que en Lulú...— leí que los madrileños no son afines a la mar.Además,de que es tu derecho pintar lo que te venga en ganas, es el entorno, tu paisaje...acá está el mar por todas partes, por lo que, si yo fuese pintor, pintaría muchas marinas. Aunque, yo guardo muy buenas pinturas marinas nacidas de tu pincel...no creo que sea la mejor, pero, no olvido la impresión de "Niña mirando el mar", o algo parecido —que poca memoria me queda para recordar nombres.
ResponderEliminarAbrazos
AHÍ TE HE DEJADO TODAS LAS mARINAS QUE PINTÉ, SIN QUE QUIERA DECIR QUE NO LLEGUE A PINTAR ALGUNA OTRA. aHORA ME DIÓ POR LAS MONTAÑAS.
EliminarTienes más...
EliminarMe gustan tus protuberancias pintoricas y sinuosas en el poema.
ResponderEliminarPues, voy a verlas...
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