Camino del trabajo
se observa poco
y se despierta el
deseo de un cambio,
porque las mismas calles cansan
porque las mismas calles cansan
y fastidian la
existencia.
Pero una irradiación
cegadora
me hace retornar cada día
me hace retornar cada día
desentendido de
arboledas y parques,
refugio de otras
edades inversas.
Porque el
desempleo es desamparo
—aun cuando el
salario no proteja—
y los principios
me mantienen
aferrado a la
honradez.
De alguna forma he
sufrido la orfandad
en la indefensión inducida por calcinantes
en la indefensión inducida por calcinantes
decretos del “dominio
proletario”
—prolíferos en
matices para las culpas...
Pero, cualquiera
se distrae
en los mediodías
de oficinas
con los entre
muslos al descuido,
cuando se afloja
la tirantez de las medias
de las aburridas
secretarias.
Sombras de lo pasado me erizan la piel
cuando me pierdo
en la recordación,
luego de liberarme
de los secretariales muslos,
y recuento pasajes
tenebrosos
que se disocian sutilmente;
para convocarme, una vez más,
que se disocian sutilmente;
para convocarme, una vez más,
contra la umbría
del detenimiento.
Viejas heridas
truenan,
entre las nubes de
la memoria,
y aguardo por el albor de una aurora
y aguardo por el albor de una aurora
que me disipe estas
tristezas.
Pichy
Pichy
Después...
ResponderEliminarEs un poema que me impresiona por su intimismo y misticidad anhelante.
ResponderEliminarMe resulta de mucha satisfacción el que te impresione, amigo. Intentaré presentar uno que escribí ayer. Y digo intentaré porque ya estoy al marcharme y la conexión...ya sabes.
ResponderEliminarAbrazos y buen finde!
Sí, porque es autobiográfico y se ve tu sentir sufriente por la política y las mujeres, que tanto te atrajeron, tanto lo uno como las otras.
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