Sobre la Pasarela
Andar de allá para acá,
desnudarse y vestirse
de enseres,
que no son tuyos,
pero que has de lucir
como si fuese tu propia piel;
erguida,
esquivando las hendiduras
sin agachar la mirada.
Desnudarse
y
vestirse
aunque te pesen las piernas,
los brazos,
la gripe estival,
la luna
llena de metáforas color nácar,
las meigas
removiendo aquelarres,
los sueños
dormidos en las agujas de un reloj.
Desnudarse
y
vestirse
aunque haya salir con una pastilla
bajo la lengua
que disimule las taquicardias
y el dolor de espinazo
de fregar el vómito
de haber tragado sal
de lágrimas, acorraladas por el
miedo...
Desnudarse
y
vestirse
una
y
otra
vez
no convierte en poeta,
sólo, se va a la moda.
Begoña M. Bermejo
en cuanto pueda vuelvo a por las entradas nuevas y comentarios, que hay tela marinera.
ResponderEliminarUn beso pa´ tos.
Se me da muy bien logrado el poema, amiga. Estupendo! Siempre leerte es un placer. la verdad.
ResponderEliminarBesos
Me gusta tu poema desnudado y vestido, pero se me rompe el ritmo en algún lugar...Te digo donde:
ResponderEliminarAndar de allá para acá,
desnudarse y vestirse
de ropas que no son tuyas,
pero que has de lucir
como si fuese tu propia piel;
esquivando las hendiduras
y sin agachar la mirada.
Desnudarse
y
vestirse,
aunque te pesen las piernas,
los brazos,
la gripe estival,
la luna
con metáforas color nácar,
las meigas
removiendo aquelarres,
los sueños
dormidos en las agujas de un reloj.
Desnudarse
y
vestirse,
aunque tenga que salir
con una pastilla bajo la lengua
disimulando las taquicardias
y el dolor de espinazo
de tanto fregar el vómito
al haber tragado sal de lágrimas, acorraladas por el miedo...
Desnudarse
y
vestirse,
una
y
otra
vez,
no convierte en poeta,
sólo, se va a la moda.
Begoña M. Bermejo
Está claro que el hábito no hace al monje, y tampoco al poeta lo hace el poema, si solo se viste por fuera y no por dentro.
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