Vientos
inventados con calma chicha,
entran
por la pared de mi ventana.
Sinfonía
de trinos pajareros
suenan
en el silencio solitario.
Y
escribo este soneto sin descanso
con
melancolía de años pretéritos
cuando
tu cuerpo y el mío eran jóvenes
y
amamos con pasión las horas quietas.
Mi
sueño de ayer, mi historia de amor,
mirando
la lluvia, un día de mayo,
te
escribía junto al hogar, poemas...
amaso
las estrellas con la luna
y
torno en ventisqueros los recuerdos
con
lluvia, nieve, frío y calles yertas.
© Luis Vargas Alejo
Nuevo, nuevo
ResponderEliminarLos poemas nos liberan, claro que sí.El poema es desolador, pero muy bonito.
ResponderEliminar(Los comentarios a mi, sí me llegan. Estos me ha entrado a las 8:20 de hoy martes 22)
Besos
Bien por el soneto, amigo mío. Pero, mucho mejor por la memoria —que a pesar de tus años, bien conservas.
ResponderEliminarAbrazos
Es memoria retrógrada, y no anterógrada, que ya me falla mucho
ResponderEliminarAsí pasa
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