Ha de llegar entre piedras y
perdones.
No pienses conquistarle, no imagines.
Llegará, te verá, pasará…
Después regresa
—no te olvides de esperarlo siempre—.
No te permitas buscarle,
no perdonará le busques.
de las razones absolutas
y displicentes, que no se fijan
en perdones y piedras;
porque todo lo concibe…
El es así, muchacha, es así…
Algún día lo sabrás.
Pichy, a mis niñas.
Me llega como consejo poético y divino.
ResponderEliminarPor cierto, ayer no estuve pero, muchas felicidades D. José.
Besos
Muchas gracias, amiga. Beso
EliminarMuchas gracias, amiga; por comentario y felicitaciones.
ResponderEliminarBeso
Mira que estuve pensando a qué José conocía y no caí en ti...y es que para mi eres Pichy. Perdóname.
ResponderEliminarEste poema es rico en sabiduría
Bueno, pues mire UD, su Señoría, que, además de ser tocayo de su perrito, tengo el nombre del padre de nuestro Señor, que aunque no me queda claro lo sucedido con la María, me dicen que resulta el nombre más varonil de nuestra lengua, y su respeto merece...tanto, que en su tierra lo tienen por el Día del Padre —claro que no puedo ser tu padre, hombre—, que por esta ínsula es el 3er domingo de junio. Ala!
ResponderEliminarUd. perdone D. José que todos los santos tienen octava. Felicidades
ResponderEliminarY los santurrones, también.
ResponderEliminarTambién, también
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