jueves, 22 de febrero de 2018

CISURAS TROPICALES



Renuncian las rupturas con el tiempo,
avanzan
hacia el través de lo admisible.

Arrollando las trabas del presente
se animan con las flores del deseo
a caminar de espaldas a los relojes
y el camino carcome pretensiones
y otras aves de menos amplitudes.

Pueden haber desvaríos ondulares
donde la caña es dulce
en abierto desafío al salitre,
omnipresente, porque de esta Isla
los ángeles celestiales poco gustan
y son traviesos los que nos llegan de la mar.

Desde siempre gritamos los vértigos
y los gritos se confunden
sobre sí mismo
con los ecos que emergen de las olas
para desperdiciarse en los abismos, perennes,
de la centenaria deriva que, una y otra vez,
nos abate al desvarío.

Los norteños serafines
perturban con sus melódicos salmos
que adormecen
para la placidez en la quietud
que ahoga los ánimos con sus ternezas.

Sitiados por las rocosas desigualdades
y las magnas transparencias clandestinas
los rumores convulsionan los seños  
y claman, sin desentrañar los jeroglíficos,
por la bonanza que sumergen.



Pichy

4 comentarios:

  1. No me he olvidado del poema... Es que, después de leerlo varios días, creo que necesita síntesis y otro ritmo. No me convence, amigo.
    Besos

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  2. Pues, siento no convencerte, amiga. Tomo nota de tus consideraciones. Muchas gracias.

    Felicitaciones y besos en este Día Internacional de la Mujer.

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    1. Buen poema que describe con buen ritmo tu percepción del lugar donde vives que es una isla, un país, contrapuesto a otros países con los que no se puede ser amigos. ¿Es así o no?

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  3. Sí, así es...y algo más; pero has sacado lo esencial del poema, amigo. Es que todos ven al "mono", mas no la jaula: es decir, todos ven y señalan las dificultades y los avatares con los que sobrevivimos; pero, no plantean una solución, aceptable y lúcida, a nuestras cuitas. Muchas gracias.

    Abrazos

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