viernes, 16 de febrero de 2018

UNA TRISTE MELODÍA



Yo tengo en el quebranto una triste melodía,
que va apurando años,
sin que nunca perteneciera a un canto general.

Levitan en la distancia, las imágenes
que un día, acompañaron mis amores.
Raíces podridas en la tierra,
regadas con el eco de los versos, disipados
por el tiempo, afronta mi vejez.

Lo antiguo ya no existe. Lo nuevo
es un disfraz,  que uso en la soledad
de mi vieja habitación, donde cuelgan
las preguntas, pendientes de un no sé.

Perdí  la partida
sin saber lo qué pasó;
busqué entre muchas cosas el mérito de vivir
y ahora ya de viejo
no encuentro aquel diploma
que me dio la lucha por la subsistencia del poema.

Me dieron varios jaques al rey,
como avisos de mis pusilánimes movimientos
en un tablero tan amplio y tan complejo:
fue  una partida que duró 71 años y continúa
-pues todavía no hubo jaque mate-
y entre verso y verso, aún me queda
junto al resquicio de la dama, un rey, dos peones
y un alfil...ahora me importa un bledo ya, la partida,
y asumo con complacencia la derrota.




© Luis Vargas Alejo

4 comentarios:

  1. Magnífico, magnífico poema. Me ha transportado al antes, al ahora a la incertidumbre. ¡Qué imagenes!
    Besos

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    1. Gracias, gracias...no siempre salen de los más profundo poemas así. Sólo uno de cada 100, o quizás menos?

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  2. Muy bien logrado se me da este poema, amigo. Los años nos hacen más filósofos y menos optimistas. estupendo.

    Abrazos

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