Yo
tengo en el quebranto una triste melodía,
que
va apurando años,
sin
que nunca perteneciera a un canto general.
Levitan
en la distancia, las imágenes
que
un día, acompañaron mis amores.
Raíces
podridas en la tierra,
regadas
con el eco de los versos, disipados
por
el tiempo, afronta mi vejez.
Lo
antiguo ya no existe. Lo nuevo
es
un disfraz, que uso en la soledad
de
mi vieja habitación, donde cuelgan
las
preguntas, pendientes de un no sé.
Perdí
la partida
sin
saber lo qué pasó;
busqué
entre muchas cosas el mérito de vivir
y
ahora ya de viejo
no
encuentro aquel diploma
que
me dio la lucha por la subsistencia del poema.
Me
dieron varios jaques al rey,
como
avisos de mis pusilánimes movimientos
en
un tablero tan amplio y tan complejo:
fue
una partida que duró 71 años y continúa
-pues
todavía no hubo jaque mate-
y entre
verso y verso, aún me queda
junto
al resquicio de la dama, un rey, dos peones
y
un alfil...ahora me importa un bledo ya, la partida,
y asumo
con complacencia la derrota.
© Luis Vargas Alejo
Magnífico, magnífico poema. Me ha transportado al antes, al ahora a la incertidumbre. ¡Qué imagenes!
ResponderEliminarBesos
Gracias, gracias...no siempre salen de los más profundo poemas así. Sólo uno de cada 100, o quizás menos?
EliminarMuy bien logrado se me da este poema, amigo. Los años nos hacen más filósofos y menos optimistas. estupendo.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias amigo. Tú si que sabes
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