viernes, 27 de mayo de 2016

DESAFERRO



Recapitula sus torpezas,
inquietudes movedizas
—estirpes—
bregan de sus perspicacias
en confundida tendencia,
que ha pernoctado en él
independiente
de sus relaciones con el modelo.
Advertirles, en su evasión absorto,
se le dificulta.

Trascendencias originarias
—azarosas estrías aguzan la piel—.
Afianzado a la fascinación inexorable del  caos
pretende desaferrarse de las  sombrías órbitas
—fatales círculos—
que acusan premonitorias
el vislumbre de las nuevas ideas.

El mundo le duele ante el insólito albor
que desentraña en sus adentros.

Pichy

4 comentarios:

  1. Tu manera de describir situaciones conductuales y la forma de hacerlo en castellano es francamente desconcertante..."advertirles, en su observación, absorto, se les dificulta" Increible frase que altera toda gramática utilizando tres verbos en tan poco espacio, sin sujeto conocido, sin complemento directo ni de ninguna clase gramatical, con lo cual, si bien dificulta su lectura, también hay que decir que es original y creativo.

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  2. Ah! Es que estoy sentando cátedra, amigo mío. Ya me emularan —tiempo al tiempo...
    Sí, sabes que poco domino la sintaxis de nuestro idioma y "hablo y escribo algo bizco". Ahora, desde la primera palabra estoy diciendo sobre un tercero "recapitula sus torpezas". En el asunto de marras tenemos que: "Advertirles —él les advierte—, en su evasión absorto —encontrándose absorto en su evasión, digamos, divagación mental—, se le dificulta —se le hace difícil; porque, cuando estás cavilando, pensando en las Calendas..., no es fácil razonar para los "otros"—.
    Cuánto me contenta que te resulte “original y creativo”, eso, me has enseñado, es como la sal en un poema: originalidad y creatividad. Bueno, es que lo poco que sé al respecto, es lo que he logrado guardar de tu ahínco por enseñarme, no tengo otra “escuela”, ni me guió por “otros”…así, que no ha el Señor de quejarse mucho: un servidor, como poeta, es su obra, Maestro. Jajaja, así que mi poética es su obra, su calificación como maestro. Bueno, quizás merezco una repitencia, y, en ese caso, pues, me apunto: regreso al 1er grado del Taller…y a estudiar!
    Nada, doy hurras a tu férrea exigencia —que me resulta digna de elogios—. Muchas veces te he manifestado que tu trabajo conmigo no ha concluido…Mucho necesito de tu guía y mucho agradezco tu paciencia y tesón para conmigo. Tus exigencias al buen decir, sobre cualquier otra cosa, me resulta una deferencia a mi persona. Bien podrías “dejarme” con mis torpezas; pero, no, para mi suerte no te cansas de indicarme el rumbo: Dios te lo pague!
    Mis afecto y grande consideración, son inquebrantables —lo que no deja de permitirme algunas controversias; porque el convencimiento, la asimilación plena, es lo que puede realmente iluminarme.
    Dios sepa reconfortarte en tu largo empeño y resarcirte con su paraíso, llegado el momento!

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  3. Me parece acertada tu reflexión, sobre todo el último párrafo.

    ...y estando Jesus en el Huerto, predicó a 1000 personas y todos aprendieron.
    -¡qué paciencia la de Jesús!
    ...y estando Jesus en el Huerto de Getsemaní, predicó a 2000 personas y todos aprendieron.
    -qué paciencia la de Jesús¡
    -¡una mierda!
    -¡QUÉ PAIENCIA LA DE GETSEMANÍ, QUE SE DEJABA PISAR EL HUERTO!

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