viernes, 15 de abril de 2016

GUSTO DE LA MUJERES COMUNES

Ustedes no saben
lo que es disfrutar la vida.
Me dijeron unos marinos italianos
—mientras me ofrecían un Playboys.





Me gusta percibirte 
alejada de las lámparas.
Vehemente con sinceros deseos
de acoplarte desnuda de rosas
y estudiadas sensualidades.
Simple como la forma de tus pies
comunes y la pequeña hambre
de tus aspiraciones.

Aunque tus senos los sostengan palomas
y solo resplandezcas por la ternura,
en la aceptación sencilla
de tus corporales defectos,
encuentro la voluptuosidad
que te hace hermosa, mujer.

“Tú no sabes lo que es una Playboys,
ni tan siquiera, a eso les dan acceso”
 —me dijeron, como quienes se conduelen
de los infelices menesterosos…

No entendieron mi sonrisa,
y no quise maltratarlos de razones.
Hay cosas que dan impotencia
—no solo morales.


Pichy

22 comentarios:

  1. La revista Play pide permiso para que se permita su venta en Cuba...

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  2. Un poema de razón halagadora hacia las mujeres y crítica a Play Boy...a mi parecer, algo machista, porque el piropo es un halago machista normalmente. Y el Play Boy, una vergüenza

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  3. Tal dices, machista y la playboy una porquería...no sé, pero me parece que los españoles inventaron el piropo...

    Gracias + abrazos

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  4. Puede ser cierto que el piropo se inventara en España, pero de eso hace mucho tiempo y los tiempos y costumbres cambian. Hay un artículo nacido en Cubadebate que dice>:

    NO QUIERO TU PIROPO. Este artículo se publicó hace unos días en Cubadebate y generó más de 180 comentarios. En mi comentario (el número 115) dije: «Entendí por el texto que cuando la autora dice: No quiero tu piropo, se refiere a que no quiere ESE TIPO DE PIROPO. Ninguno de nosotros -los hombres-, recibamos la motivación que recibamos con el escote o la licra más provocativa, estamos en derecho de sacarnos el pene y masturbarnos en público. Me parece que todos los que apoyan semejante actitud, no solo son machistas, sino unos verdaderos pervertidos. Gracias Karen por propiciar este debate. Lamento la mayoría de los comentarios de muchos lectores, con personas así nunca llegaremos a ser la sociedad mejor que soñó Martí». Ahora compartimos el artículo aquí, porque me gustaría saber que piensan los lectores de este blog, pues algunos lectores de Cubadebate se manifestaron de forma bien machista y agresiva sobre el texto, incluso la mayoría justifica la agresión. Como saben soy un hombre feminista, o al menos, intento serlo. Espero sus opiniones. Gracias a todas y todos, Rodolfo.

    La violación es el abuso sexual de uno o más hombres sobre una mujer (…). El violador actúa sobre la mujer víctima elegida para ejercer sobre ella, por medio de la fuerza física o de la coerción, el poder sexista que el resto de los hombres tiene extendido, además de al cuerpo físico de la mujer, a todas las áreas de la actividad humana femenina.
    Sau

    Por Karen Alonso

    Hoy, pensando en las musarañas mientras me dirigía hacia el trabajo, recordé algo que me sucedió hace alrededor de dos años. Felizmente una experiencia como esa no me ha vuelto a ocurrir y espero que nunca más lo cual, si me pongo a pensarlo, bien es casi una esperanza utópica.

    Cursaba yo la universidad y luego de concluir un turno de clases rezagado, me disponía a regresar a mi casa. Eran casi las cinco de la tarde y, por consiguiente, sabía que la parada de G y 27 debía estar atestada. La otra opción era ir caminando pero preferí maltratarme, en primer lugar esperando una guagua y, en segundo lugar abordándola.

    Recuerdo hasta la ropa que llevaba puesta: un pantalón de mezclilla azul oscuro, una blusa de tirantes roja y una ballerinas. Recuerdo, incluso, el libro que me acompañaba por aquel entonces: La ciudad y los perros, de Vargas Llosa. Me senté a leer en un muro en compañía de quienes esperaban “pacientemente” avistar la 174, el P-2 o el P-16 (además de la 20 y la 27).

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    1. Particularmente me encanta leer en la calle, así siento que el tiempo pasa más rápido, que puedo aprovecharlo mejor. Gracias a años de práctica puedo desconectar del ruido callejero y de las conversaciones ajenas para concentrarme totalmente en lo que leo. Fue por esa razón que aquel día no noté cuando un tipo vestido de negro se sentó a mi lado.

      En realidad no lo advertí al principio, mientras estaba tranquilo. Después de 5 minutos de haber llegado, por alguna razón que solo atribuyo a una libido enfermiza, me roza fingiendo descuido. En esto, por supuesto, si reparo y me desagrada sobremanera. No porque el roce haya sido irrespetuoso o porque me haya parecido intencional, sino porque desgraciadamente he aprendido a desconfiar de cada hombre. Desde el que se sienta a tu lado en el cine hasta del que pide permiso para pasar en un pasillo de guagua.

      Pero de cualquier manera, me digo, no es para tanto. Aquel hombre me pide disculpas y yo apago el interruptor de alerta que ya se había disparado en mi cabeza. Sigo metida en mis asuntos aunque pensando en lo paranoica que fui. Lamentablemente esa intuición que a veces acierta tuvo toda la razón aquella tarde.

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    2. Lo que más me sorprendió fue el descaro. A plena luz del día (porque fue en horario de verano) y en medio de una parada atiborrada de personas el tipo me enseñaba todo su miembro, erecto además.

      En cuestión de segundos procesé toda la información: estaba siendo agredida sexualmente (para no decir lo que en realidad estaba pasando). Sin pensarlo dos veces me levanté y me alejé todo lo que pude. Mi corazón latía horriblemente pero traté de calmarme. Me di la vuelta esperando que el hombre se hubiera largado, sin embargo me había seguido entre la gente. En esas condiciones ya estaba preparada para gritar o lo que fuera, pero llegó una 174. Me monté apresuradamente temiendo que también él lo hiciera. Se conformó con mirarme de forma obscena y articular groserías que por suerte no alcancé escuchar.

      No es fácil explicar lo que una siente cuando le sucede algo parecido. En mi caso particular fue miedo, asco y mucha vergüenza. Poco después me pregunté ¿por qué me avergüenzo, cuál es mi falta? Fue en ese momento que una rabia descomunal, de la que todavía hoy no logro deshacerme, se apoderó de mí. Entendí que había sido víctima de una violación. Tal vez no de una forma totalmente física, pero era una violación al fin y al cabo.

      Después de eso me quedaron muchas dudas y ansiedades. Me informé, vi documentales sobre el tema, leí mucho. Finalmente aprendí que experiencias como la mía son en realidad la punta de un iceberg enorme que engloba diversas maneras en las que ideal machista continua reproduciéndose.

      Lo más terrible es que, en ocasiones, ni siquiera somos conscientes de que lo que sufrimos es una AGRESIÓN, con todas las letras. Para algunas se trata de un hecho desafortunado que algún “enfermo” protagonizó. Casi nunca se piensa como un acto violento perpetrado por hombres totalmente normales, cuyo único pecado es pensar en las mujeres como objetos de satisfacción de deseos.

      Si además incluimos en la lista de agresiones una práctica tan común en la sociedad cubana actual como el piropo, podrán decir que es un pensamiento exagerado. Son realmente pocas las personas que admiten que esta violencia erótica, como la cataloga Marcela Lagarde, abarca cualquier aproximación erótica de un hombre hacia una mujer, sin previo consentimiento. Esta implica un acto de violencia, en tanto legitima la apropiación masculina sobre cuerpos y espacios femeninos.

      Para el feminismo, y estoy totalmente de acuerdo, la violación no se limita a la relación sexual. Por el contrario, se considera violación todo acto de irrupción sobre las mujeres. Las aproximaciones eróticas a nosotras, entre las que se encuentran las miradas que desnudan, los piropos (desde los más decentes, hasta los más groseros) y los manoseos, son prácticas agresivas que, lamentablemente, en la cultura erótica dominante están naturalizadas. Algunas congéneres, todavía hoy, se sienten complacidas cuando logran la reacción erótica del otro, se sienten reconocidas por despertar el deseo de quien supuestamente está en su derecho viril de aproximarse.

      Desgraciadamente, a pesar de esta diatriba y de pensar como pienso, debo convivir con hombres que consideran que celebran mi belleza abordándome en plena calle. Estos son los más respetuosos. Otros simplemente deciden regalarme erecciones, no sé si con afán de agredirme o de tentarme.

      A todos les devuelvo sus atenciones, no requeridas, y les digo sencillamente: NO QUIERO TU PIROPO, QUIERO TU RESPETO.

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  5. Está algo difícil de creer, parece un "cuento"...en una zona céntrica, una parada con muchas personas, el tipo se pasea con el miembro al aire...nadie le dice nada. Me "suena" a exageración, cuando menos.
    Esta mujer contradice el pensar de la mayoría de las cubanas —al menos dos documentales-estudio al respecto, dan fe del gusto de las cubanas por el piropo—. Mira, cuando una cubana "se viste", sale a la calle, y nadie le dice nada...es grande su depresión —el complejo la enferma—. No soy amante del piropo; no es mi estilo. Claro, hablo de piropo, no de groserías. Es que es hasta difícil, que una cubana salga de su casa sin preguntar "cómo se ve". Aquí lo que últimamente se ha discutido es el derecho de las mujeres a piropear a los hombres —y ya algunas jóvenes lo practican; y no tan jóvenes—.
    Cuando leo estas cosas, estas actitudes, me siento extranjero...cómo el cubano pierde su identidad día tras día...y, piensan muchos, que ésta pérdida de identidad de idiosincrasia, es "desarrollo". Sinceramente, dios me perdone, pero últimamente no me está gustando mi pueblo. Buena parte de los cubanos se van volviendo seres desagradables, con pocos valores morales, chusmas, y cuantos defectos existen en este mundo. Se pretendía crear un "hombre nuevo" y se han creado payasos, mamertos y monstruos de baja estofa. Ahora la “campaña” es contra la homofobia, y como: o no llegamos o nos pasamos, ya casi que es un mérito ser maricón o lesbiana. Lo puedes comprobar con nuestro cine, hace unos años les dio por recrear la marginalidad y todo lo feo —no hay película de los 90 que no trate el tema—, hoy día no hay película donde no se toquen los problemas de la orientación sexual. Nada, parece que no “evolucioné”, me quedé en otro tiempo; pero, sí soy sincero cuando te digo: que no me siento bien con mi pueblo, que me “caen” mal la media de los cubanos, y avizoro un mal futuro; un pueblo enfermo de vergüenza, con pocos principios y muchos “sueños” extranjerizantes, no puede aspirar a mucho.
    Abrazos

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  6. Pues eso que está pasando allá, en tu pueblo, hace tiempo que pasa en España, tal vez, desde que entró la democracia allá por el año 1982, pero hoyu la cosa es más mundana, sin ningún valor ni ética con un alto grado de lo que aquí se llama "violencia de género" y eso sin hablar de los muchísimos que defraudan, roban para hacerse ricos, estafan, extorsionan, delinquen sin necesidad aparente y aunque la policía actúa con velocidad y los descubre, los juicios se eternizan y no les pasa nada porque son gente importante...A MI TAMPOC ME GUSTA LA SOCIEDAD EN QUE VIVO.

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  7. Tres.
    Somos tres.
    Me impacto el artículo y vuestros comentarios.
    Hay de todo en todos sitios...
    Siempre me he sentido violenta con los piropos. No me gustan. Aunque los hay bonitos y muy galantes, caballerosos, y en algunas ocasiones- pocas- me limito a decir "gracias", cuando provine de alguien cercano, o conocido - no de un extraño, a quien hago oídos sordos... - Salvo una vez que ahora recuerdo con una sonrisa...
    Me abordó una pandilla de adolescentes, que ne aquél entonces tenían la edad de mi hijo mayor... Me paré en seco, me volví hacia ellos, y con una sonora carcajada les dije : ¡Niños, que puedo ser su madre!... Y continué con mi ataque de risa. Pobres, no esperaban esa reacción... No levantaban la cabeza del suelo, y aceleraron el paso avergonzados... jajaja...
    Tengo muchas anécdotas al respecto. La mayoría de los piropos, son galantes - y aún así me hacen sentir más que incómoda, mal- Otros, brutalmente groseros.
    Me he sentido, sí, violentada. Y he visto como se tocaban sus partes íntimas mientras decían asquerosidades.
    Por suerte, han pasado los años y paso por la calle como si fuese un fantasma.
    Aún así, siempre hay algún desesperado- pienso- que me dice alguno. Ahora simplemente respondo "gracias"... O si es de confianza, le respondo con lo mismo que me ha dicho, y en paz. Para que sepan lo que se siente. Y no se les ve cara de satisfacción.

    La suerte de hacerme mayor y menos "aparente" es que dejan de molestarme tanto.

    Besos, chicos queridos.

    El poema me encanta.




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  8. Gracias, amiga; pero, noto contradicción en tu opinión. Se me hace que te gustan los piropos...una grosería no es un piropo. El piropo es algo que halaga o que hace sonreir por ocurrente o simpático. Por acá la contesta suele ser una sonrisita discreta —si gusta— o un mohín, si no. Cuando es una grosería, lo más usual es que te digan hasta "botija verde". Has pensado el porqué de tanto arreglo y cuidado en las féminas? Desde Ñaña seré, las mujeres tratan de llamar la atención y de lucir bellas. Digo yo, que tengo 5 "niñas"...pienso que el piropo suele reafirmar la autoestima. Ah, también sé, que les vale mucho de quien venga el elogio...sí, porque no les resulta igual un piropo de un madrileño aplatanado en Granada, con ojos azules, "chivito" de intelectual, y gordo bolsillo; que el de un escarabajo habanero con bolsillo desfondado.

    Besos

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    1. ¡Vaya! no sé lo que significa "chivito" pero debe ser algo gordo.

      ¿Es que no había otro más cerca para meterse con él sin ton ni son?

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    2. Pues miren por donde, pero a mi el piropo me gusta. Claro que ahora lo recibo de diferente manera a como lo recibía hace años.
      Nos hablan de piropo y establecemos la imagen de una mujer provocativa, claro, ahí es cuando la sociedad está enferma... El resaltar la belleza es innerente, tanto en mujeres como en hombre "tus ojos son como el mar, un precioso paisaje que no me canso de admirar" "los pelos de tu bigote son lo que necesito para pintar mis sueños", desen por aludidos...
      Un piropo es un halago, que en muchos casos eleva la autoestima. Pero tenemos encasillado el piropo, en la sexualidad, cuando un piropo se puede recibir por muchos motivos, y no porque lleves falda o estés "cachas". que es cuando el piropo se desvirtúa convirtiéndose en groseria.
      Y ahora, flores de la senda, voy a respirar sus poemas, para viajar al paraíso . Maestros.
      Besos

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    3. Vaya qué bien! Así es...qué viva el piropo poético!

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    4. Pues, se dice que al que le sirva el sayo que se lo ponga, hombre, que nadie ha mentado santo...Claro, eso de bolsillo gordo...puesto que le va muy bien, ha de ser lo que le ha llamado. Acá suele llamarsele chivo, chivito-a, candado, a la barba que se deja cubriendo el mentón...y, mayormente, candado cuando se refiere que la del mentón se une al bigote. Entonces, como UD gasta candado, que no chivito, bien puede sacar sus propias conclusiones.

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    5. Ah, ahora lo comprendo...un ataque de envidia tuya!

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    6. Sí, aun sin querer puede que, por momentos, sienta inconsciente envidia por los de bolsillos gordos. Pero he de imponerme a esos momentos de debilidad. Un comunista no debe aspirar a ser rico…

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    7. Ser rico no es malo, lo malo es no repartir o enriquecerse robando

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  9. Un buen poema, que pide respeto al mismo tiempo que habla de incomprensión. Estupendo, amigo.

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    1. Muchas gracias, amiga, por tan ameno comentario. Satisfecho de que te guste el poema y el piropo.

      Besos

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  10. Se te ha debido mojar el papel en donde escribes tus poemas, porque a mí me calan.

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  11. Simpático el Señor. Mucho te han dado los andaluces!

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