Por
el borde de la senda sombría
algunas
prímulas le van creciendo,
como
si fueran señales
de
gnomos buscando hogar, gestos
de
dolor del viento ambiguo,
que
sopla de aquí para allá,
de
derecha a izquierda, como un lamento,
moviendo
el alto espíritu del ciprés,
acorchado
y desnutrido
por
el hongo maldito del tiempo y la vejez.
¡Aire
para respirar!
En
la pradera del valle, se oye el silencio
como
una canción de vacío, quebranto y pena.
© Luis Vargas Alejo
Nuevo 3
ResponderEliminarQué bien, amigo mío: " Aire para respirar".
ResponderEliminarBuen poema me resulta —claro, ese valle no tendrá nada que ver conmigo.
Sí, que la vejez es un hongo maldito; por eso lucharé para sentirme joven —sí, por aquello de que "joven ha de ser, quien lo quiera ser" Qué te parece?
¡Anda, no conocía ese refrán!
Eliminar¡Me gusta, querido Pichy!
Aireeeee...
Solo nos falta un poco de aire para respirar... aspirar... Hummmmmmm
Besos hasta ti.
Fíjate cómo, te he hecho un poema para que respires mejor y cómo ya, se hinchan tus pulmones con más alegría...hasta quieres ser joven...
EliminarAsí es, porque la poesía sirve...
EliminarGracias + abrazo
Gracias al comentario de Pichy estoy sabiendo que han publicado.
ResponderEliminarSimplemente espectacular.
Me ha encantado, y no es coba.
Precioso, muy bueno, Luis.
Besos.
Gracias amigüita
EliminarSe me bloquea y me dice que hay error en Blogger... Debo actualizar constantemente.
ResponderEliminarDebe estar resfriado